En los últimos años, los consumidores, cada vez, apuestan más por la carne de cerdo. El sector porcino, habitualmente relacionado con la suciedad y contaminación, toma ahora posiciones avanzadas en las cocinas más refinadas. Este cambio se ha producido, en gran medida, por el respeto de las normas ISO por parte de los productores.
Los nuevos gestores de la industria porcina han logrado implementar unas medidas que garantizan la máxima calidad del producto, desde la granja hasta el consumidor final. Un proceso en el que intervienen tanto los productores como los que elaboran productos preparados, así como las empresas de logística y los vendedores de los supermercados y carnicerías. Hoy en día, la seguridad alimentaria tiene aún más importancia que el sabor para los consumidores.
Otro punto en el que el sector porcino ha sabido adaptarse es el del respeto por el medio ambiente. Aprovechar residuos y mantener las granjas limpias y con modernas instalaciones, algo muy alejado de lo presente en el ideario popular.
La trazabilidad en el sector porcino
Para poder ser competitivas en el panorama actual, las explotaciones porcinas necesitan implantar sistemas de trazabilidad: esto es, poder seguir el proceso productivo de un alimento, desde el lugar y la fecha de nacimiento de los animales hasta que llega a la mesa. Esto supone cumplir con la normativa europea y que, además, el consumidor pueda conocer los detalles del producto que va a ingerir.
Alguno de los detalles que han de conocerse, si se implanta un sistema óptimo de trazabilidad, son la alimentación de los animales, las condiciones del matadero donde fueron sacrificados o cómo han sido transportados para llegar al destino.
Para conseguirlo, las estructuras de trabajo están más que definidas y todos los trabajadores que intervienen en el proceso productivo deben seguirlas y respetarlas: esto contrasta con las antiguas formas de trabajo en las granjas, en las que cada cual hacía y deshacía a su antojo. Ahora todo está coordinado.
La trazabilidad permite rastrear todo el proceso productivo para conocer cualquier tipo de incidencia que haya podido darse. También permite conocer la alimentación que han recibido los animales en las granjas, algo a tener en cuenta para desarrollar la información sobre los alérgenos.
Otros beneficios de conocer todos los detalles del proceso productivo se identifican con poder estudiar y optimizar los recursos en las granjas: la eficiencia de la conversión alimenticia; cuánto peso ganan, al día, los animales; la reproducción o la mortalidad ajena a la industria…
La implantación de un buen sistema de trazabilidad en las explotaciones y distintas fases del proceso industrial permite, además, que los consumidores tengan una mejor percepción de la empresa y los productos que esta les ofrece. Los trabajadores también tendrán mejores condiciones y podrán implantarse planes de buenas prácticas en el sector.
Trazabilidad y respeto por el medio ambiente
El respeto por el medio ambiente es una de las preocupaciones de la sociedad actual y la industria porcina no debería quedarse ajena a esta sensibilidad.
En las granjas de cerdos, la mayor preocupación son los malos olores y los gases que se emiten a la atmósfera. Hoy en día, se controla el olor de las granjas en las zonas cercanas. Respecto al calentamiento global, los organismos oficiales esperan el control de las emisiones de gas metano.
El sistema de trazabilidad
Para optimizar los recursos y mejorar el seguimiento escrupuloso de las normas ISO, los propietarios de granjas porcinas deberían incorporar a sus explotaciones un software que permita el control de toda la cadena: el ADA es un buen ejemplo. En este sentido, es posible pedir presupuesto para ver cómo una empresa, gracias a él, crece día a día.